Novedades

Nuestra terapia neonatal y la familia

Recomendaciones // Viernes 7 de Julio de 2017

Compartir:

El nacimiento de un hijo es uno de los eventos que marca nuestras vidas, generalmente esperado con grandes expectativas y proyectos; la mayoría de las veces un final feliz anticipa la unión familiar alrededor del nuevo integrante que llena un espacio creado para él.

Un pequeño porcentaje de estos recién nacidos no podrá acompañar al grupo a su casa. Distintas enfermedades o alteraciones de la unidad feto/placentaria impedirán que el recién nacido pueda ser atendido sólo por sus padres; prematurez, dificultad respiratoria, infecciones materno-fetales, malformaciones congénitas, etc., son algunos de los motivos por lo que será necesario la participación activa de un grupo de profesionales (enfermeras, neonatólogos, cirujanos, cardiólogos, kinesiólogos, genetistas, fonoaudiólogos, etc., y un equipo de apoyo compuesto por personal administrativo, de mantenimiento, mucamas, ingenieros, etc.) que tendrán a su cargo la recuperación de dicho recién nacido para reintegrarlo nuevamente al seno de la familia.

La transición desde la sala de recepción / unidad de terapia neonatal / casa es vivida con mucha angustia y a veces frustración por parte de padres y familiares; en muchos casos la condición de prematurez hará predecir cual será el primer destino del bebé, en otros una dificultad para respirar de comienzo súbito al nacer es la primer noticia de que sus primeras horas o días de vida extrauterina serán en nuestra terapia. En cualquiera de los dos casos se genera un vacío en su madre que no será compensado con el retorno a casa juntos.

Hasta hace poco tiempo, dichos bebés permanecían en sus unidades la mayor parte del tiempo en compañía de las enfermeras y médicos; las madres concurrían cada 3 horas (y sólo durante el día) para colaborar en la atención de sus hijos, algunos participan en la alimentación, aseo personal, etc.; pero luego de dichas actividades retornaban a sus hogares o a salas de esperas largas horas hasta el momento del nuevo ingreso.

Un día frente al planteo de un papá que cuestionó la brusca separación en la terapia luego de tantos meses de embarazo decidimos comenzar a hacer lo que ya se había establecido en otros centros materno-infantiles de Bs. As, es decir, considerar a nuestros pacientes (hijos, madres, padres, hermanos, abuelos) como los verdaderos protagonistas de éste lugar, ellos justificaban nuestra existencia; y modificamos no sólo la estructura interna de nuestra terapia con amplios sillones con capacidad de hacerse camas para los padres y que ellos pudiesen pasar muchas horas (todas las que desearan) con sus hijos; sino también nuestra estructura mental para comenzar a aceptar en forma permanente a esos jueces de nuestras conductas y actividades en la terapia. A partir de ese momento, los padres se transformaron en nuestros aliados; desde "adentro" pudieron comprobar el esfuerzo que hora a hora realizaban enfermeras y médicos en pos de la salud de sus seres más queridos.

Al comienzo pasaban noches enteras juntos a sus bebés, una vez que tomaban confianza y veían la dedicación del personal muchos retornaban a sus hogares por las noches para volver a primera hora del día siguiente. Comenzaron a ayudarnos en los cuidados básicos, primero sólo a tranquilizarlos, luego a alimentarlos y cambiarlos, transformándose en los mejores monitores de los chiquitos, es decir interpretan cuando está bien o mal y transmiten de inmediato la información al personal a cargo, independientemente de los equipos electrónicos y sus alarmas. Pero lo más importante es que se transformaron en nuestros mejores evaluadores de calidad, ello nos permitió y permite entregar no sólo lo mejor de nuestros conocimientos sino también mejorar en nuestras relaciones interpersonales, detectando con mayor claridad qué padres necesitan apoyo extra.

Llevamos más de un año con ésta modalidad de terapia, los padres tienen ingreso irrestricto las 24 hs. del día, pueden quedarse durante los procedimientos (sin entorpecer el tránsito del personal); los hermanitos y abuelos tienen horarios reglados.

Si se produce alguna emergencia ellos, cautelosamente, toman cierta distancia pero se quedan generalmente, eso nos da gran tranquilidad. Contrariamente a lo que se pudiese pensar, dejamos que vean cuál es el esfuerzo que se realiza por sus propios niños, en lugar de volar con la imaginación desde afuera tal vez, con la incógnita de si su bebé recibió todo lo que se puede dar o necesitaba.

Nuestra experiencia ha sido muy positiva, nos reconforta comprobar cómo se fortalece el vínculo madre-padre-hijo, pese a las condiciones desfavorables que significa una internación al nacer, además sentimos que nuestros pacientes están siendo cuidados de la mejor manera, es decir por nuestro personal técnicamente especializado y también por otros especialistas, pero en brindar afecto y contención: sus propios padres.